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Portectorado español en Marruecos |
La Guerra del Rif (1911-1927) fue un conflicto armado originado por la sublevación de las tribus rifeñas (el Rif es una región montañosa del noreste de África, bañada por aguas del Mar Mediterráneo. Sus habitantes son bereberes) contra la ocupación colonial francesa y española. El 27 de Noviembre de 1912 España y Francia firmaron un acuerdo según el cual Francia cedía a España la administración de un 5 % del terrotorio marroquí, equivalente aproximadamente a unos 20.000 kilómetros cuadrados. Se establece así un protectorado español en una franja del norte de Marruecos. Esto quiere decir que el poder político, económico y militar se encuentra en manos de la potencia protectora, aunque la figura del sultán se mantiene de manera simbólica como máxima autoridad marroquí.
El General Manuel Fernández Silvestre fue nombrado para el mando de la Comandancia Melillense, al cargo de unos 25.700 efectivos, a priori número suficiente para someter el Rif. Sin embargo, la mayoría de los hombres eran reclutas sin experiencia ni motivación aparente para poner su vida en juego en África, además corrían entre las filas españolas historias terroríficas sobre las atrocidades cometidas por los moros en campañas anteriores. Silvestre, que ansiaba conquistar la bahía de Alhucemas, desatendió los informes que anunciaban un repligue masivo de rifeños hacia las montañas y, alentado por el rey, inició una campaña para conquistar la región.
DESASTRE DE ANNUAL
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Abd el-Krim |
Silvestre concentró la avanzadilla de su ejército, unos 5.000 hombres, en Annual. Sobre ellos se lanzó la cábila (tribu) de Beni Urriaguel, al mando de Abd el-Krim. Silvestre, haciendo oídos sordos al mensaje de Berenguer, que prometió por radio la llegada de refuerzos desde Tetúan, decidió evacuar el campamento. La retirada, el 22 de Julio de 1921, acabó en tragedia. Los rifeños habían ocupado los caminos y las columnas españolas fueros masacradas en su desesperada huída hacia Melilla. En medio del caos general desaparece Silvestre -su cuerpo no fue encontrado-, seguramente muerto en la batalla, aunque también hay quien sostiene que al observar el desastre que se avecinaba se suicidaría en su propia tienda.
MONTE ARRUIT, OTRA MASACRE
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Fachada principal de entrada a Monte Arruit antes de su caída |
Las pocas fuerzas que lograron sobrevivir a la matanza de Annual buscaron refugio en Monte Arruit bajo el mando del General Navarro, segundo jefe de la Comandancia de Melilla. Sin embargo, Monte Arruit no tardó en ser cercado por los rifeños mientras en las tropas españolas empezaba a hacer mella el cansancio físico
, la desmoralización de los soldados y la escasez de agua, sólo tenían los bloques de hielo que dos aviones dejaban caer sobre la posición. Ante este panorama no quedaba otra alternativa que pactar con los rifeños la entrega de sus armas a cambio de salir vivos. Sin embargo, cuando los hombres del General Navarro se habían desarmado y estaban dispuestos a comenzar su retirada, las tropas de Abd el-Krim no respetaron el pacto y masacraron a los indefensos españoles. De los más de 3.000 hombres que se habían refugiado en Monte Arruit únicamente sobrevivieron 60.
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Cadáveres españoles en el Monte Arruit, 1923 |
EL EXPEDIENTE PICASSO
El ministro de la Guerra ordenó al general Juan Picasso elaborar un informe conocido como Expediente Picasso. En dicho informe se señalaban múltiples errores militares, calificando de negligente la actuación de los Generales Berenguer (Alto Comisario) y Navarro (2º Jefe de la Comandancia General de Melilla) y de temeraria la del General Silvestre. Según el Expediente Picasso el desastre se saldó con 13.363 muertos (10.973 españoles y 2.390 indígenas), por sólo 1.000 rifeños. A las pérdidas humanas se añadían las de material militar (20.000 fusiles, 400 ametralladoras, 129 cañones, aparte de municiones y pertrechos) y la destrucción de las infraestructuras (líneas férreas y telegráficas, hospitales, escuelas, cultivos, etc.) construidas con el dinero y el esfuerzo español a lo largo de 12 años.
REACCIÓN ESPAÑOLA, EL DESEMBARCO DE ALHUCEMAS
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Desembarco en Alhucemas |
El desastre en el Rif había provocado en España una terrible crisis política que concluyó con el Golpe de Estado del General Miguel Primo de Rivera el 13 de Septiembre de 1923. Mientras tanto, pronto corrió la noticia de la victoria rifeña, y tanto las cábilas como parte de las fuerzas marroquíes al servicio de España se sumaron a la guerra santa proclamada por Abd el-Krim, que extendió su dominio por todo el protectorado español, creando la República del Rif, que llegó en 1924 a la cumbre de su poder.
En abril de 1925 se produce un hecho crucial: Abd el-Krim atacó la zona francesa del Protectorado. Ello abrió las puertas para un efectivo entendimiento franco-español para hacer frente común a los rifeños. Con este fin, en Junio de ese año tiene lugar la Conferencia de Madrid, que concreta las acciones necesarias. Entre los acuerdos alcanzados se encuentra el de efectuar un desembarco español en la bahía de Alhucemas, con la cooperación y apoyo de una flota combinada, naval y aérea, franco-española.
Así, el 8 de Septiembre de 1925 desembarcan en la bahía de Alhucemas un contingente de 13.000 soldados españoles. La operación tuvo como comandante en jefe al entonces "Director Militar" de España, el General Miguel Primo de Rivera, y como jefe ejecutivo de las fuerzas de desembarco en las playas de la bahía de Alhucemas al General José Sanjurjo.
Cabe destacar que en Alhucemas se utilizaron por primera vez en la historia de la guerra carros de combate en un desembarco, concretamente Renault FT modelo 1917, que fueron poco útiles, aunque causaron gran impresión. Además, fue la primera vez en la historia en la que las fuerzas de apoyo aéreo al desembarco, las fuerzas navales y las fuerzas de tierra actuaron bajo un mando unificado (el de Primo de Rivera), creándose así el concepto moderno de desembarco anfibio.
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Renault FT-17 |
Desde Alhucemas, en la primavera de 1926, se ejecutaron las operaciones que determinaron la derrota de Abd el-Krim y la ocupación y pacificación total de la zona española del Protectorado. Abd el-Krim, viéndose próximo a caer en manos de los españoles, se entregó a los franceses tras ejecutar a todos los prisioneros de esa nacionalidad, este último acto de guerra acrecentó la imagen de Abd el-Krim como hombre cruel y sanguinario.