jueves, 6 de octubre de 2011

Sitio de Cartagena de Indias, 1741

La armada británica ataca Cartagena de Indias.

El sitio de Cartagena de Indias fue el episodio decisivo de la llamada Guerra de la Oreja de Jenkins. La gran flota británica, compuesta por 186 naves con más de 2.000 cañones y dirigida por el almirante Edward Vernon tomó tierra en el saqueo de la desprotegida Portobelo y partió envalentonada hacia Cartagena, donde fue avistada el 13 de Marzo de 1741 y Blas de Lezo les esperaba a la cabeza de los únicos 6 buques con que contaba la ciudad.

Aprovechando el estrechamiento que da paso a la bahía en la que se halla el puerto, conocida como Bocachica, Lezo dispuso sus escasos recursos de tal modo que los británicos se vieran obligados a pasar por el cuello de botella y recibirlos allí a cañonazos. Arduos esfuerzos le llevó al capitán Vernon traspasar esta barrera y tomar el fuerte de San Luis, cuyos cañones se habían cobrado ya cuantiosas naves británicas.
 
Superada esta barrera los británicos se vieron vencedores y Vernon, creyendo que la victoria era cuestión de tiempo, envió un correo a Inglaterra comunicando la noticia de la victoria. Los defensores españoles se atrincheraron en la fortaleza de San Felipe de Barajas, que resistió con fuerza el ímpetu de los ataques británicos.

Vista desde la fortaleza de San Felipe

En San Felipe únicamente se refugiaban 600 hombres al mando de Blas de Lezo. Vernon decidió atacar por la retaguardia, para lo que fue necesario que sus hombres se adentraran en la selva, lo que supuso que mucho de ellos contrajeran la malaria y un buen número de bajas. A pesar de las dificultades lograron llegar a las puertas de la fortaleza, donde les esperaban 300 hombres armados únicamente con armas blancas que contuvieron el ataque y causaron a los británicos 1.500 bajas.

El fracaso a la hora de asaltar la fortaleza de San Felipe mermó la moral de los británicos, que además sufrían constantes bajas por culpa de las epidemias. Vernon, que ya había enviado a Inglaterra la noticia de la victoria, comenzó a ponerse nervioso ante la héroica defensa de los españoles. Finalmente el plan a seguir fue sorprender a los defensores en la noche del 19 a 20 de Abril.

Los asaltantes lograron alcanzar las murallas, pero allí comprobaron que las escalas que habían construido no eran lo suficientemente largas para salvar también el foso. En medio de la incertidumbre ante el qué hacer ahora, el fuego español provocó una masacre en las filas españolas. A la mañana siguiente, los cadáveres, heridos y mutilados se agolpaban alrededor de la fortaleza, lo que denotaba la importante derrota británica.

Vernon, resignado a aceptar la derrota, se retiró a los barcos y ordenó un continuo cañoneo durante más de 30 días, pero la falta de provisiones y las enfermedades mermaron la moral de lo que quedaba de la tropa británica. La retirada era un hecho, las últimas naves partieron el 20 de Mayo de 1741. Tuvieron que incendiar cinco de ellas por falta de tripulación.


"The pride of  Spain humbled by Ad. Vernon"

Además de las bajas, entre 8.000 y 10.000, y los cerca de 7.500 heridos, la derrota inglesa en Cartagena supuso un duro golpe para la flota de guerra británica. En Gran Bretaña se celebró la victoria sin conocerse el desastre y se acuñaron hasta once tipos de monedas y medallas conmemorativas ensalzando la toma de Cartagena. Una de ellas mostraba a Blas deLezo arrodillado ante Vernon, entregándole su espada y con la inscripción ''El orgullo de España humillado por Vernon''. Los británicos empezaron a preguntarse cuándo volverían los navíos y hombres que faltaban, y cuando se descubrió la verdad, el rey Jorge II, avergonzado, prohibió a sus cronistas que hicieran mención alguna de tal suceso.

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